Es muy frecuente ver cómo se desea parametrizar hasta límites insospechados la funcionalidad de una empresa. Ha sido un gran negocio la implantación de software empresarial que proporcionaban los famosos CUADROS DE MANDOS.
Estos cuadros de mandos permiten a la velocidad de un click comprender la situación de la empresa y casi implementar botones que permitan despedir o contratar gente en función de la evolución de éstos.
El problema es la definición del indicador correcto, pero eso da igual. Lo importante es complicar al máximo con una gran cantidad de parámetros y encontrar la trampa para que parezca que el resultado se mejora.
Hemos visto empresas que mejorando constantemente sus KPIs comienzan a tener pérdidas y perplejas no saben cómo atacar el problema. No hay peor ladrón y sinvergüenza que alguien que vende brújulas de mentira. Esta serie de consultores han hecho un gran daño a las empresas y su carencia de implicación ha destruido la confianza en un servicio de gran valor.
Lo peor de todo es la inmensa cantidad de gente que vive de estos parámetros. Legiones de personas haciendo "reporting" de datos, "analistas" y "controllers". Personal manteniendo ERPs, etc. La inversión en la pata CONTROL (Check) del círculo de Deming se está llevando una ingente cantidad de recursos. Uno de los principios básicos es que la herramienta de medida no incida en la medición y toda esta masa de personal cuesta un "pico". Se debería analizar este coste siempre y el bien que produce.
Antes de emplear toda esta cantidad de parámetros, hay que pensar qué se quiere medir, que no muchos lo saben y definir posteriormente el indicador que lo refleje ...
¿Cuál es el objetivo de una empresa? Eso es lo primiero a tener claro.
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